jueves, 13 de enero de 2011

Woody Allen, sus 5 películas que no te puedes perder

Hablar de Woody Allen es hablar de una de las leyendas vivas del séptimo arte, de un director, actor y guionista irrepetible, detestado por muchos, pero amado por otros tantos (entre los que me incluyo) y que desde luego, no deja indiferente a nadie.
Me hubiese gustado hacer, al igual que hice con David Lynch un homenaje hacia su persona repasando brevemente su filmografía, pero contando con que el pequeño genio de Brooklyn ha rodado cerca de 40 películas, el artículo sería interminable.
Así pues decidimos mi compañero y yo reducir la lista a sólo las 5 mejores películas del director (según mi criterio), lo cual es una tarea bastante complicada, pues con una filmografía tan extensa resulta casi imposible elegir solo 5 films. Aún así, hemos seguido adelante y hemos hecho una breve selección de 5 cintas que pasaremos a analizar en seguida.


Annie Hall (1977)

"Un neurótico humorista de Nueva York reflexiona sobre la vida y las relaciones personales que ha tenido con especial atención a su última novia, Annie Hall",

Probablemente la película más conocida, exitosa y representativa del estilo Allen. "Annie Hall" es una comedia romántica muy original y personal, mil veces imitada pero nunca superada.

Allen rompe con el molde de la típica comedia romántica cambiando a los dos enamorados felices por dos personajes tan complicados como extravagantes interpretados por el propio Allen y la maravillosa Diane Keaton.
La cinta ganó 4 premios Óscar: mejor película, mejor director, mejor actriz y mejor guión.




Manhattan (1979)

"Un guionista de gags televisivos, tras varios fracasos matrimoniales, mantiene una relación con una jóven estudiante. Inesperadamente se enamora de la amante de su mejor amigo. Además su última esposa, que se ha vuelto lesbiana, se propone publicar un libro sobre la vida sexual que llevaba con su ex-marido."

Tras este singular argumento se esconde una de las mayores obras maestras de la filmografía de Woody Allen, que vuelve a compartir protagonismo con Diane Keaton y con Meryl Streep y Mariel Hemingway completando un reparto estelar.
Para muchos, la mejor película que jamás ha rodado el director neoyorkino, que nos muestra en este film la ciudad de Nueva York como un personaje más en la cinta, acompañado de una fotografía y una banda sonora colosales.



La rosa púrpura del Cairo (1985)

"Durante la Gran Depresión, una camarera trabajadora infelizmente casada acude al cine para evadirse de la realidad que vive. Un día mientras asiste a la proyección de su film favorito, el personaje protagonista sale de la pantalla decidido a tener un romance con ella."

Brillante comedia romántica con Mia Farrow y Jeff Daniels en los papeles principales, en la que Allen mezcla de manera magistral la comedia, el romance y la fantasía dando pie a una de sus mejores cintas.
El director nacido en Brooklyn nos deleita una vez más con una película tan divertida como encantadora que además nos muestra de manera muy inteligente las miserias y esperanzas de la sociedad americana de los años 30.





Misterioso asesinato en Manhattan (1993)

"Un peculiar matrimonio tiene la sospecha de que su anciano vecino ha asesinado a su propia mujer. Con la ayuda de dos amigos intentarán investigar el supuesto crimen."

Tras varios años rodando dramas de carácter íntimo, Allen rescata un poco de esa esencia que lo hizo famosos a principios de los 70 con una desternillante comedia al estilo de sus primeros films pero con un toque más cuidado e inteligente.
Junto a Woody Allen destaca en el reparto la presencia de Diane Keaton (que no colaboraba con Allen desde "Manhattan"), Alan Alda y Anjelica huston.
Una de las comedias más divertidas, ácidas e inteligentes de Allen y una de las mejores para iniciarse en la filmografía de este gran director.



Match Point (2005)

"Un jóven tenista retirado logra introducirse en una rica familia londinense ganándose la amistad de el hijo de la familia y posteriormente entablando una relación con la hija. Todo cambia cuando conoce a la novia de su cuñado..."

Allen da un giro total a toda su filmografía narrando este intenso y magnífico drama con toques de thriller. Abandona su amada Nueva York para rodar en Londres una película con un argumento tan tenebroso como extraordinario.

Scarlett Johansson y Jonathan Rhys-Meyers son los principales protagonista de esta cinta que, al igual que en "Delitos y faltas" (1989), el director profundiza en la venganza y la culpa de manera brillante.





Una selección arriesgada de cinco títulos indispensables en la filmografía del gran Woody Allen es el resultado de este artículo que espero disfruten leyendo al igual que he disfrutado yo redactándolo.
Me duele muchísimo dejarme fuera películas tan memorables y extraordinarias como "Hannah y sus hermanas", "Balas sobre Broadway", "Zelig", "Delitos y faltas", "Desmontando a Harry", "Días de radio", "Broadway Danny Rose"... Pero naturalmente no todas pueden estar entre las 5 que, a mi juicio, son las mejores películas de Woody Allen.
Sólo nos queda recomendar que vean estas películas y cómo no que indaguen en la extensa y maravillosa filmografía del director neoyorkino. No se arrepentirán.

Y

domingo, 9 de enero de 2011

Película recomendada: El padrino

Hoy no voy a poner una critica mía, sí, voy a romper una norma que tenemos, voy a poner algo escrito por una tercera persona sobre la película el padrino (probablemente una de las mejores películas de la historia del cine). Esta película se merece algo tan grande como lo que escribió un usuario de filmaffinity apodado Lupo, yo no lo conozco de nada, pero quiero agradecer sus lineas y su amor por el cine, que aquí en este blog también compartimos.

Aquí os dejo con su critica de el padrino.

J


Cuando mis padres enfermaron inesperadamente y sin remedio, les llevaba películas con que atenuar la angustiosa inminencia del fin.
Ambos eran cinéfilos. De jóvenes iban a cineclubs, leían revistas extranjeras, tenían libros en francés (la lengua intelectual entonces) sobre el cine de vanguardia. De modo habitual, veían películas y las comentaban entre sí, una y otra vez.

Dadas las circunstancias, mi padre prefería ahora comedias ligeras, con golpes humorísticos. Woody Allen era lo indicado. Y el aceptable entretenimiento que hay en “Una terapia peligrosa”, “Atrapado en el tiempo”, y películas así.

Cuando mi padre ya no estaba, a mi madre le importaba menos el género que la calidad. Al empezar la cinta, se incorporaba y se ponía las gafas. Al terminar, comentaba con entusiasmo algún detalle.
Vimos películas de puro disfrute, del estilo de “Barry Lyndon” o “La edad de la inocencia”…

Pero llegó el día en que ya no sabía yo qué películas llevar. Recorrí tiendas y videotecas. En Internet consulté docenas de páginas, hasta encontrar una muy completa. Incluía fichas, comentarios, herramientas de búsqueda… Una enciclopedia cinéfila viva, donde iba identificando los films oportunos. Pasaron días y semanas mientras revisábamos Hawks, raras de Hitchcock, y “La escapada”, y sueltas de Truffaut, Chabrol, N. Ray…

Ya se estaba apagando mi madre, y me pidió ver “El Padrino” una vez más. Las tres. A lo largo de su vida había visto miles de películas, y ahora deseaba ver “El Padrino”.
Es la mejor, me dijo. En ella está todo. Es Shakespeare hoy. Las pasiones de los personajes son las de la humanidad… los grupos humanos, las familias, luchando por la vida… Y el ritmo es el de las generaciones… Los actores nunca estuvieron mejor en su carrera… El director, parece mentira con qué arte aprovecha la novela, que es pobretona…
Entre miles de películas, mi madre la escogió para que fuese la última, la que se llevase de este mundo en la retina.

Después, mis padres no estaban. La cinefilia ya no era cosa de ellos, ni de mi compadre Juan Carlos (que en alguna región del cosmos estará viendo por enésima vez “Casablanca” y comentando que el flic Rains ha estado mejor que otros días, o lo bien que esa tarde ha aplastado a la mosca el gordo del fez), ni tampoco de los colegas que organizaban maratones de fin de semana para ver, en pisos universitarios, entre humaredas, ciclos de cine negro, o sueco, o lo que se terciara con tal de devorar películas, y luego parlotear sobre ellas hasta gastar la faringe.
La cinefilia, hasta entonces cosa de otros, pasó a ser también cosa mía.